Su cuerpo moribundo yacía la cama de su habitación, el
corazón borboteaba en vacío los fluidos que alimentaban su alma, poco a poco
moría aquel demonio que quiso ser un ángel guardián, miraba a su alrededor no
encontraba un lugar que podría llamar suyo, se sentía extraño en la tierra que
fuere su hogar, sentía los espasmos nauseabundos de una vida que se escapa, a
su izquierda una taza de café fría como el hocico de un perro casi a terminar a
su derecha un paquete de cigarrillos que sin gusto negaba a tomar, dos de sus
placeres mundanos de los cuales ninguno en este estado podría satisfacer el
último deseo de su marchita vida, suspiraba una y otra vez, con cada bocado de
aire se le escapaba la vida, pero aun entre agonías reía sabía que esa fue su
decisión, quiso soñar a ser algo que no seria nunca y aun así pereciendo se
sentía orgulloso de que nunca se rindió hasta el día que la razón de su cambio
de muerte le hirió. “muere demonio soñador la sombra de la noche te aguarda, no
pretendas ser gorrión de la mañana cuando tu destino fue ser el cuervo de la
noche”.
Placido gesto que aun entre sufrimiento decora la el rostro
del moribundo, placida muerte aguarda a quien eterna vida tenia, todos mueren a
manos de alguien, no podemos escapar de la que paciente espera la hora de nuestra cita.
Michael Duncan H. 08/04/2015
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